30 julio 2011

Sé que todo está perdido, que no hay marcha atrás pero antes de que te vayas quiero que sepas que mi vida empezó a tener sentido cuando tu entraste en ella, que antes tan solo vivía por inercia, que tú fuiste el que me enseño a vivir. Recuerdo que al principio tan solo te veía como un simple conocido, como un chico mono con el que hablar de vez en cuando,  hasta que un día,  decidimos hablar de las cosas que de verdad nos importaban, te abrí las puertas de mi corazón sin miedo a lo que pudiera pasar y tú hiciste lo mismo. Desde ese día mirara a donde mirara ahí estabas tú, cada pequeño detalle me recordaba a ti, hasta la cosa más pequeña. Sin darme cuenta escribía tu nombre, y al verlo sonreía. Pensaba en ti, quizás más de lo normal, pero no podía evitarlo, me gustaba pensar en todas las historias que podríamos vivir tú y yo.  Cuando tenía un mal día, mi mejor medicina eras tú, tú con tus pequeños detalles como un “te quiero mi niña” con un “sonríe por mí, por favor”. Te necesito aquí, de nuevo junto a mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario