Odio que mi estado de ánimo dependa de ti
Ayer volví a sonreír, volver a ser feliz. Otra vez volvía a recuperar la ilusión de quererte, de seguir intentándolo. Porque no tenía la mínima esperanza en que me hablaras. Pero chasss, suena mi whatsapp, ni se me pasaba por la cabeza que podías ser tu. Una vez más, me equivocaba. Joder, en un segundo estallé de felicidad. Como si de repente todas las lágrimas se quedaran en el olvido y solo me quedara sonreír como una tonta.
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